Poquito a poco, besito a beso. Y mejillas rojas por la huella de unos labios.
No es vergüenza, es un reír y ver que aunque haga frío últimamente no dejo de soñar contigo, en ti y sin ti.
La jaula está abierta, eres libre de volar en tu dirección. Yo ya estoy en el cielo y a veces me poso en un árbol cercano para ver si ya has salido o sigues elaborando la fórmula matemática que te proporcione un majestuoso viaje lejos de allí. Solo tienes que levantar la cabeza y ver que no hay puerta que te impida emprender el rumbo.
Y nos llamarán locos y les devolveremos la sonrisa.
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